En los pasillos y escalinatas del Circuito del Cerro del Gato y más allá, muchos reconocen que en honor a la verdad, hay funcionarios de primer nivel del Gobierno de Zacatecas, de esos que si van a las reuniones de gabinete y que sí forman parte del grupo que toman las decisiones, que mantienen una envidiable relación con sus subordinados, compartiendo con atención y respeto las acciones de trabajo y manteniendo una excelente relación laboral.
Si los hay.
También, en contraparte, reconocen la existencia de minúsculos y ridículos cotitos de poder, de enanos personajes, que sin andar nunca en el proyecto, sin aportar nada, más que el “dedazo” del allegado o la protección de sus titulares, tuvieron la suerte de ser palomeados para ocupar cargos públicos, cercando neuróticamente sus pequeños principados, vejando y humillando a sus trabajadores.
Cuentan también (y de ser así gravísimo) que algunos de estos nuevos reciclados virreyes de la administración estatal están incluso usufructando espacios públicos para, fuera de horario laboral y obligando a los empleados a participar con su trabajo, sacar una ganancia económica para sus bolsillos, con actividades propias.
¿Donde?
Pues eso podría ocurrir en el Instituto Zacatecano de Cultura, Secretaría de Economía u cualquier dependencia que imagine. Eso es lo que dicen.
¿Ya lo sabe el gobernador?
Habría que cuestionar al propio mandatario David Monreal Avila o a la titular de la Secretaría de la Función Pública, Humbelina López Loera.
Una cosa es verdad: reciclar personajes de cualquier ámbito es seguir viviendo en ese pasado que ya se quiere dejar atrás.