IMPUESTO ECOLÓGICO, POR MERA JUSTICIA…

OPINIÓN/MALINALI
Es verdad. El impuesto ecológico es un acto de justicia con Zacatecas, pero muy especialmente con las comunidades, pueblos, ciudades y sus habitantes que trabajan en las entrañas de la tierra, con su salud quebrantada y su entorno devastado por la contaminación y pobreza que deja esta actividad económica.

La embestida de los mineros dirigidos por su líder sindical Carlos Pavón con la toma de la carretera federal 45 ha desafiado la autoridad de un estado.

Y no, no se trata de apoyar y seguir ciegamente (igual que los mineros) al que ahora ha puesto en la mesa este tema que ya trascendió el ámbito estatal y nacional para llegar al plano internacional, es decir, al gobernador Alejandro Tello.

La ambigüedad que ha manifestado el Ejecutivo del estado en el tema minero mantiene a muchos sectores solo en la expectativa… y en la duda.

Su silencio en torno al desalojo de los habitantes de Salaverna en Mazapil el pasado 23 de diciembre en favor del millonario empresario Carlos Slim y el de los pobladores de La Colorada en Chalchihuites para beneficio de otra minera canadiense, dejó una pésima impresión en los zacatecanos.

Ahora, tras la creación de este Impuesto Ecológico con sus vertientes en remediación ambiental en la extracción de materiales, emisión de gases a la atmósfera, emisión de contaminantes al suelo, subsuelo y agua y almacenamiento de residuos, le truena, parafraseando a su Secretario de Finanzas, Jorge Miranda, como un ejote.

El mandatario sigue reiterando una y otra vez que dicha carga impositiva no impactará de ninguna forma en los ingresos de los trabajadores de la industria minera, y en un trato completamente distinto, sigue ofreciendo alternativas a los trabajadores para que cesen sus protestas.

Queda claro que no es igual iniciar el desmantelamiento de un subsistema educativo como el Colegio de Bachilleres (COBAEZ), ponerle el píe en el cuello y utilizar todos los medios disponibles para resquebrajarlo, que ponerse de frente a un monstruo como lo son las empresas mineras extranjeras y nacionales.

Queda claro que no es lo mismo mirar con el rabillo del ojo a las familias zacatecanas que laboran en los medios de comunicación grandes, pequeños o independientes y con desprecio retirarles una fuente de trabajo, que medirse con una trasnacional que puede, así de fácil, doblar a una entidad federativa.

Queda claro que no es lo mismo enviar la fuerza pública, maquinaria pesada y tumbar humildes casas de adobe que toparse con el poder de un corrompido sindicato minero y un dirigente como Carlos Pavón.

Con ellos, hasta se mide el uso de los granaderos.

Sin embargo, hoy todos estos sectores que en tan sólo unos cuantos meses enfrentó la actual administración gubernamental y su manera diferente de trabajar, deben y debemos superar estos enconos o por lo menos dejarlos temporalmente de lado, para caminar del lado del gobernador Alejandro Tello en esta cruzada que ha iniciado.

Hay dudas, y muchas, pero en este caso en particular no se trata de caminar o no junto con una administración o colores particulares, el tema del impuesto ecológico va más allá y se trata, como también lo ha definido el Ejecutivo, de un acto de justicia para con Zacatecas que vale la pena pelear todas y todos los zacatecanos.

Es por mera justicia.

sala

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