“La vida humana no es diferente de la vida de un perro”
De acuerdo con la prensa local Jian entró en depresión después de ser obligada a sacrificar los animales. Sin embargo la situación empeoró trás aparecer en un programa de televisión para hablar sobre su rutina de trabajo y de que relevara el número de eutanasias hechas por ella.
En ese momento, ella también mencionó el tema de la capacidad del refugio, explicó que se vio obligada a practicar la eutanasia a los perros que no se adoptaron dentro de los 12 primeros días de llegados al albergue y llamaron a la gente a dejar de ir a las tiendas para comprar animales y empezar a adoptarlos a fin de evitar situaciones como ésta.
Después de eso, la veterinaria comenzó a recibir críticas y insultos como “carnicero” en las redes sociales, y decidió inyectarse en su cuerpo de los fármacos utilizados en el procedimiento con los canes. Murió cinco días después, el día 12, según el Daily Mail.
Dejó una carta de suicidio en la que dice: “La vida humana no es diferente de la vida de un perro; moriré con los mismos medicamentos que se utilizan para poner a los perros a dormir en paz.”
El refugio tiene capacidad para 500 perros y 100 gatos. Según el diario británico, un funcionario local dijo que la ley permite someter a la eutanasia a animales en el caso que se supere esa cifra.
“Como es un refugio para animales, no podemos rechazar aquellos sin hogar, incluso cuando entran más de los que salen adoptados”, dijo. “[Así], con el fin de mantener el nivel de animales vivos, está permitido el sacrificio”.
Fuente: este post proviene de Stop al maltrato animal, donde puedes consultar el contenido original.
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