LA MUERTE MIGRANTE AL ASECHO

REVISTA MALINALI

Casa Blanca, Gpe.- En los últimos días, el flujo de paisanos radicados en los Estados Unidos no ha parado en Casa Blanca y sus alrededores; la comunidad perteneciente al municipio de Guadalupe, sigue su rutinario ir y venir de personas que han abandonado el terruño para asentarse principalmente en el sur de aquel país y regresarse para pasar en esta temporada de Semana Santa.

Ubicada a 37 kilómetros de la capital zacatecana, muchos de los migrantes regresan también a la comunidad por estas fechas para plantar y sembrar chile y frijol, una de sus principales actividades económicas y otros, para visitar a sus familiares.

Procedentes en su mayoría de diversas ciudades de Texas y Oklahoma, en estas fechas se inicia tradicionalmente el flujo de las tres principales temporadas de migración de la comunidad en el año: Semana Santa, fiestas patronales de julio y las de fin de año.

Por su plaza y su pequeña iglesia dedicada a San Juan Bautista comienzan a caminar y reencontrarse un sinfín de vecinos, amigos y conocidos.

La tradición migrante de la región de Casa Blanca le ha permitido en los últimos años una intensa comunicación en diversos puntos de los Estados Unidos.

Señoras de avanzada edad van y vienen todo el año en las los llamados camiones de Zavala o en autos particulares que salen cada ocho días cargados de quesos, chile, maíz y frijol. Con los insumos, los paisanos le dan algo de sabor a la insípida comida estadounidense.

Con papeles o sin ellos, hombres y jóvenes pasan largas estancias, algunos regresan y otros simplemente se quedan allá para siempre.

La comunidad cuenta con una Unidad Médica Rural del IMSS con un médico y dos enfermeras, quienes atienden y cumplen las diversas campañas sanitarias y de vacunación a lo largo del año.

En estos días, ya transitan por el pueblo familias enteras, madres y esposas que fueron a visitar hijos y parejas y hasta aquel personaje que ya camina libre por estos lares después de haber cumplido su pago con la ley estadounidense.

No hay sana distancia. Muchos no alcanzan a comprender porqué sus actividades rutinarias, de toda la vida, puede enfermarlos. No hay lógica para ellos.

No parece cambiar nada. La rutina es la misma. Nadie parece recordar los casi 300 mil infectados y más de siete mil muertes por la pandemia del Covid-19 en aquel país.

Y que el virus muy probablemente ya se está transmitiendo de saludo en saludo, de abrazo en abrazo, de beso en beso, en ésta y cientos y cientos de pequeñas comunidades zacatecanas.

Fotos tomadas del perfil de Facebook VIP Casa Blanca

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