Por Norma Esparza
En los últimos días hemos sido testigos de la guerra encarnizada de los denominados “fifis” (derecha, clase alta, clase privilegiada, clase media con aires de ricos y los que se auto nombran elite de intelectuales), contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores.
Sus ataques giran en torno a su política de “primero los pobres”, se quejan y dicen que se debe gobernar para todos, no solo para una clase y señalan la falta de equilibrio en el ejercicio del poder.
Por otro lado, afirman que el poder sólo debe ser ejercido por la élite de los intelectuales fifís, la clase privilegiada, pero se les olvida que aquí también debe haber equilibrios y creen desde su óptica que son dueños del derecho al ejercicio del poder.
Luego se les ve ofendiendo a los simpatizantes de AMLO señalando que son ignorantes, imbeciles, que tienen mier… en el cerebro, entre otras infamias, los demeritan aún y cuando estos sean intelectuales, por el hecho de simpatizar con la izquierda.
Yo me pregunto, ¿cómo es posible que estos disque fifís que creen que solo ellos tienen capacidad para gobernar, que se supone son personas que tuvieron acceso a la educación, crean que equilibro significa que ellos tienen derecho a dirigir los destinos de este país atropellando los derechos de los más humildes?
Ahora que México tiene un Presidente que en su actuar está siempre el sello “primero los pobres”, es señalado por los que se sienten fifís, por no mantenerlos con los privilegios a los que estaban acostumbrados, y piden equilibrios en el ejercicio del poder.
La igualdad como equilibrio en el ejercicio de poder debe ejercerse siempre, no solo exigirla cuando les conviene de acuerdo a sus intereses mezquinos.
Y ellos, en su momento, también debieron y deben darla, como parte de las igualdades que demandan y bajo esa supuesta educación que tanto presumen.