Hace 5 años, en el año de 2014, el entonces gobernador Miguel Alonso inauguraba en 56 de los 58 municipios las llamadas “glorietas de la muerte” en conmemoración por el Centenario de la Batalla de Zacatecas.
Desde el inicio de la construcción de estas ocurrencias que dejaba la borrachera de los excesos por tal acontecimiento, fueron criticadas por la mayoría de las alcaldes como innecesarias, peligrosas y cuyo gasto innecesario ofendía las necesidades de los habitantes de los municipios.
Al frente de esta obras se encontraba el entonces titular de SINFRA, Mario Rodríguez Marquez, y cada glorieta tuvo un costo de casi 2 millones de pesos.
Uno de los alcaldes de aquel entonces que se opusieron a las glorietas de la muerte fue justamente Miguel Torres.
Hoy, como alcalde de VIllanueva por tercera ocasión, Miguel Torres ha sido de los primeros en deshacerse de esta obra y darle un giro radical.
En su lugar, fue inaugurada una estatua ecuestre del Charro de México, Antonio Aguilar, en el acceso a la entrada a la cabecera municipal, vía que por cierto también llevará el nombre del reconocido villanovense
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