DISCRIMINACIÓN Y LA SANGRE AZUL DE ZACATECAS

 

En los últimos días, diversos hechos han llamado la atención de la opinión pública por expresar acciones un tanto preferenciales, elitistas e incluso de claras expresiones de intolerable racismo, que dan cuenta del doble discurso que aún persiste y que salta en la primera oportunidad.

– El pasado fin de semana trascendió que un grupo de migrantes procedentes de Centroamérica tuvieron que ser albergados en un acto de solidaridad, humanidad y de respeto a los derechos humanos, en las instalaciones de un centro deportivo en la colonia Colinas del Padre. Los vecinos pronto mostraron su indignación y con verdaderas expresiones racistas y de intolerancia al prójimo, exigieron al Ayuntamiento Zacatecas que fueran retirados de ahí sin importarles el doloroso camino que viven miles de personas que por necesidad tienen que salir de sus países sin nada bajo el brazo. El mismo alcalde Ulises Mejia Haro declaró al respecto que ser migrante no era sinónimo de ser delincuente. Un hecho que muestra a la primera la basura en la que podemos convertirnos.

– Otro hecho que ha generado gran malestar en pleno Festival Cultural Zacatecas es la decisión de quién sabe cuál autoridad, si la Secretaría de Turismo Zacatecas o del Instituto Zacatecano de Cultura, de dividir los accesos a la Plaza de Armas con tratos evidentemente preferenciales para los turistas, dejando en claro la existencia de clases: asistentes de primera o asistentes de segunda. Éstos últimos, no importa cuántas horas hayan estado formados antes bajo el sol o la intemperie, tendrán que esperar para que la clase turista élite llegue de último momento a ocupar los mejores espacios, generando un auténtico encabronamiento en la sociedad.

– Como cereza del pastel, ahora trasciende el bochornoso, lamentable y humillante hecho registrado en el Hotel Emporio Zacatecas, cuando auténticos trabajadores ignorantes de este lugar, sacaron del restauran a cuatro turistas procedentes del estado de Nuevo León porque su vestimenta no era la adecuada para el “alto turismo” que ofrece el hotel que está frente a Palacio de Gobierno. Los soperutanos empleados del Hotel Emporio Zacatecas, con todo y gorilas de seguridad, levantaron a los visitantes de sus sillas y los echaron a la calle. Una situación que debiera avergonzar a todos los zacatecanos y en la cual no alcanzan disculpas por la humillación causada a los afectados.

Así corre la sangre azul por las venas de Zacatecas.

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