Por Guillermo Correa
El juego de anoche entre los Mineros de Zacatecas contra el Necaxa dejó una amarga lección para los asesores de los equipos de campaña de algunos candidatos. El efecto negativo, tal como sucedió con el resultado del equipo local, generó un ambiente adverso y de repudio.
De nada sirvió que ellos mismos hayan regalado los boletos o playeras proselitistas a los asistentes.
Mezclar política y deporte conlleva un alto costo.
Manipular o subirse a la efervescencia de las masas con un objetivo claramente electoral es una decisión que debe ser analizada a fondo por los estrategas de campañas.
Jugar o apostar con el nacionalismo, oen este caso con el regionalismo de un equipo de futbo,l puede tener graves consecuencias cuando el azar o los resultados no le san favorables.
O viceversa.
Las manifestaciones de abierto rechazo de los asistentes al estadio Francisco Villa contra algunos candidatos o partidos políticos después de concluir el partido con los resultados ya conocidos, era una alta posibilidad que los asesores decidieron jugar.
Ahora, algunos de ellos tendrán escasos días para revertir el efecto generado entre el electorado.
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