PRÁCTICAS DESLEALES, CREDENCIALES POR PROGRAMAS

ANDRES VERA DÍAZ/OPINIÓN
La corrupción no sólo significa robar dinero, es también la mentira, las prácticas desleales y la prebenda, ¿o acaso exhibir a otros te hace legítimo y patriota?.
Desde Tepechitlán a García de la Cadena, aquellos que se dicen practicar los axiomas básicos de MORENA: “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo” sólo los repiten cuando les viene en gana en desayunos del Vip´s.
En aquellas entidades alejadas, con poca comunicación social, llenas de poblaciones aletargadas por la desesperanza, son víctimas de la manipulación de “izquierda”. Falsos representantes, digo falsos porque en su actuar no son congruentes con la doctrina que berrean, prometen programas sociales y beneficios a la ciudadanía a cambio de su credencial de elector para adjudicarse militancia, estructura y comités del cambio verdadero, con la intención de hacer creer al propio Andrés Manuel López Obrador que son el ala del partido con más ímpetu y trabajo de base.
El comando acciona también desde la Delegación Cuauhtémoc, pues el “operativo” tiene luz verde del carismático, pero siempre pragmático y profanador jefe de las viejas prácticas mañosas. No sólo el PRI sabe que la población más segregadas es la más manipulable, estos vividores del sistema de igual forma.
Sin acceso real a la subvención gubernamental, las migajas a cambio de afiliaciones se realizan por medio de los “representantes populares” no sólo en esa zona, prácticamente en los distritos respectivos, apoyados por liderazgos regionales que son enganchados a cambio de la promesa de una candidatura, a diputado, alcalde o regidor; muchos siguen cayendo en la trampa, ¿qué no se dan cuenta que durante muchos años las promesas siguen y siguen, pero en realidad sólo un círculo muy cercano es el beneficiado?. La tómbola esa, que MORENA presumió notablemente, es sólo un holograma político.
A pesar de las pifias de los diputados adheridos a este corriente, que va hacia las aguas más sustanciosas elección tras elección, cuyos resultados se limitan a entregas de sillas de ruedas y pasearse ominosamente en Estados Unidos bajo el pretexto de ser “migrante”, la gente de a pie, desinformada y con la esperanza de un bulto de cemento o una despensa, se deja manipular porque, total, ¿las cosas realmente cambian en el estado?.
Por eso es muy cuestionable su actuar, porque la marca MORENA significa pare ellos sólo posicionarse mediáticamente en la opinión pública para seguir mamando del erario, desde las cuotas a sus “fieles”, hasta el cambio de nombre de páginas de Facebook para beneficiar su propio medio de comunicación, cuyos orígenes enaltecían precisamente el nombre del partido “pegiano”.
Aquellos que no los conocen, o quieren simular ingenuidad en sus eventos, tienen miedo de algo virtual, porque su poderío se basa en la mentira sistemática, en la palmadita, en el saludo cordial, pero la realidad es que utilizan los medios para un fin, un fin personal. Pobre MORENA, lleno ya, de oportunistas y falsos líderes.
 

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