OPINIÓN/MALINALI
Un tufo maloliente emana desde las tierras de El Mineral luego de que se confirmara la agresión la mañana de este lunes a las oficinas que ocupa la representación del Gobierno de Zacatecas y su clara vinculación con el tema del impuesto ecológico y la postura de rechazo que los mineros han mantenido al mismo.
Y es que este ataque (a pedradas) que sufrió el inmueble, acompañado de la colocación de una cartulina que de manera textual señala: “BASTA DE ROBO NO AL IMPUESTO MINERO TELLO-ALONSO RATAS”, se presenta a unas horas de que la secretaria general de gobierno, Fabiola Torres, haya tocado los tambores de guerra y de manera frontal y directa, acusar de violentos a los trabajadores mineros.
Esta agresión, el cual arrojó daños menores, no encaja en el marco de las movilizaciones del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico (SNMM) y su líder Carlos Pavón Campos y, sin embargo, como una posibilidad, sí en una mala representación que tendría como objetivo denostar a este sector y justificar así los dichos de la funcionaria estatal.
Fabiola, desde este fin de semana, ha subido el tono para acusar a los mineros de violentar al estado de Zacatecas, llamándoles desinformados y aclarando que el Gobierno no será rehen de los trabajadores, discurso diametralmente opuesto al del propio gobernados Alejandro Tello, quien hay que reconocerlo, no les ha dado la vuelta a los aguerridos mineros y sí ha expresado un su voluntad para entablar un clima de diálogo.
No, algo no encaja en esta supuesta agresión a las oficinas de la representación del Gobierno del Estado. Como que la obra está muy “actuada”.
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