OPINIÓN/MIRIAM SERRANO
Ven como tengo razón al señalar que sólo absurdos son los que logran la unificación de criterios en la LXII Legislatura estatal, como el tema del nuevo palacio legislativo por ejemplo, pero cuando se trata de legislar y ponerse de acuerdo para impulsar leyes que sean para el beneficio de la población, no es motivo suficiente para lograr los consensos y se terminan dando hasta con el sartén.
Ahora la manzana de la discordia es el tema del Sistema Estatal Anticorrupción, que, con bombo y platillo, como es su costumbre, habría anunciado meses atrás el ejecutivo estatal y que, curiosamente los legisladores del partido en el poder pretenden que sea aprobado ¡Ya!
Sería bueno cuestionar cuántas fueron las iniciativas que se quedaron en la congeladora de la legislatura pasada y la antepasada, mismas que, por supuesto fueron impulsadas por la oposición y algunas de ellas eran en beneficio de la sociedad, pero que, por no convenir a los intereses de quienes ostentan el poder, decidieron desechar.
Pues bueno, ahora resulta que diputados afines al partido en el poder salieron de su letargo, por fin, a exigir la aprobación del Sistema Estatal Anticorrupción, porque ya les entró en lo más profundo de su ser la necesidad de legislar a favor de la población, ¿Se tratará de leyes a modo?
Seguramente sí, pues el motivo del disgusto fue que en la sesión de las comisiones correspondientes no pudo declararse el quorum legal porque los legisladores de oposición no asistieron y según los de derecha fue sólo para boicotear la sesión ¿Será?
Y luego la oposición reviró y les dijo que los más faltistas son los acusadores, pues dejan de asistir a las sesiones de sus comisiones y el motivo de las inasistencias es el acudir a los eventos del ejecutivo estatal, ¡Ah que bárbaros! ¿A caso será que a él le deben el estar sentados en una curul y no al electorado y por ello su desdén a su compromiso legislativo y su amor por el culto de quien dirige los destinos del estado? ¡Puedo seguirle con los cuestionamientos!
Considero que deben dejarse de tonteras y ponerse a trabajar como Dios manda, pero lamentablemente creo que ni idea tienen de cómo es eso, pues siempre obedecen a intereses muy particulares que están muy lejos de las verdaderas necesidades de los zacatecanos.
Tenemos legisladores de papel y muchos de ellos perdidos entre el oropel y la ignominia, pues se dejan seducir por las miserias del poder, las reuniones, comiditas y los lujos que sus jugosos salarios y por supuesto, las herramientas legislativas les permiten disfrutar mientras en Zacatecas, sí, a quienes se deben, hay gente muriendo de hambre.
Por fortuna quienes realmente están despertando del letargo son los ciudadanos, que cada vez son más críticos y exigentes, acciones necesarias para iniciar un verdadero cambio en el sistema de este país, sólo espero y este despertar se proyecte en el cambio de dirección, en las urnas, donde finalmente y a pesar de los fraudes se puede comenzar a cristalizar la verdadera democracia. Al tiempo.
*Comunicóloga
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