¿LA OBLIGACIÓN DE CONTRIBUIR ES SÓLO DE LOS CIUDADANOS?

OPINIÓN/MIRIAM SERRANO

La insensibilidad, la frivolidad y el nulo interés por verdaderamente resolver los problemas de Zacatecas quedan de manifiesto ante el actuar de los diputados y nuestra clase política, que ya andan viendo en qué se gastarán sus jugosos aguinaldos. En contraste, zacatecanos que no tienen ni siquiera un techo donde resguardarse del inclemente invierno.

Lo sucedido en la aprobación de la Ley de Ingresos 2017, donde pretenden recabar algo así como 35 mil millones de pesos a costillas de los zacatecanos me parece en realidad un gran abuso.

Como ciudadanos tenemos la obligación de contribuir al bienestar común y ello implica el respectivo cumplimiento al pago de impuestos, creo que hasta ahí vamos bien ¿No?

Empero, yo me pregunto ¿Cómo contribuye nuestra clase política para mitigar o erradicar la desigualdad, pobreza e inseguridad que priva en Zacatecas?

Y espero que no se atrevan a responderme que con su arduo trabajo, porque en verdad dejan mucho que desear. El Congreso, por ejemplo, durante mucho tiempo ha fungido sólo como una oficialía de partes, donde sólo se reciben las propuestas del ejecutivo, y sin el cambio de ni siquiera una coma lo aprueban, respaldan y ejecutan.

Y con respecto a los funcionarios de “primer nivel” pues creo que la cosa está mucho peor, no ha habido ningún desempeño trascendente que haya implicado el mejoramiento de la calidad de vida de los zacatecanos ¿Voy bien o me regreso?

De verdad no encuentro ni un viso de voluntad de realmente contribuir a contener el deterioro existente en el estado.

Hablan de un plan de austeridad, de reducción de costos en el ejercicio gubernamental. En el Congreso hablan de una eficiente aplicación de las herramientas legislativas, porque eso de erradicarlas, sólo se trató de una idea fumada, mediática pa’ no variar. Pero ¿Quién demonios ha asumido el compromiso real con la sociedad?

Obvio, nadie, todos se han hecho tontos y ninguno ha pensado siquiera en la posibilidad de bajarse el sueldo y con ello hacer una bolsa, lo suficientemente choncha para comenzar a atender lo urgente y de ahí mismo comenzar con un plan real de rescate para el estado y su gente.

¡Qué osadía la mía! ¿Cómo puedo pretender que dejen de percibir sus sueldazos y sus lujos? Y ni siquiera pensar que los zacatecanos valemos la pena para semejante sacrificio.

Necesitamos una renovación en la clase política, una que esté dispuesta a trabajar de la mano del ciudadano, que esté dispuesta a confrontar a los corruptos, la impunidad y los abusos.

Suena a sueño guajiro, sí, pero no es imposible de realizar, como siempre se los he dicho, depende de nosotros, sólo de nosotros. Al tiempo.

Comunicóloga

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