⭕️ POR TODAS LAS VÍAS, ANTORCHISTAS EXIGEN DESPENSAS

Revista Malinali
Opinión

Es verdad. Todos le reconocen a Osvaldo Ávila Tiscareño, dirigente Antorchista de Zacatecas, el tesón, empuje e injundia que pone en todas sus actividades para negarse rotundamente a vivir, él y la organización, de las mieles presupuestales repartidas a través de obras, despensas, materiales y todo tipo de apoyos que emanan de los tres niveles de gobierno.

Lejos van quedando aquellos tiempos donde los diputados le autorizaban sin control grandes cantidades de apoyos para que algún secretario despensero le cumpliera el pedido y éste a su vez, los repartiera a total discreción a los “pobres” de la región, claro, a los “pobres” que militan en la organización y que en contraparte, tienen que estar presentes y bien disciplinados en las movilizaciones antorchistas.

Cerrada la llave que oxigenaba a la agrupación, ordenada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el de Zacatecas se ha esmerado en realizar estrategias, principalmente mediáticas, para estirar y alcanzar alguna bocana de aire para la sobrevivencia del Movimiento Antorchista.

Y así, en las rancherías y poblados donde aún existe presencia, sorpresivamente aparecen (y desaparecen) en las humildes casas “trapos blancos” en señal de que los alimentos se ha acabado, o cartulinas de la gente pidiendo despensas o subiendo videos con historias desgarradoras (aunque la mayoría reciben los apoyos federales de Bienestar de personas mayores, de estudios, discapacidad u otros).

La gama de ideas para llamar la atención del Gobierno es de admirar. Todo por no perder su capital político.

En días pasados, a Osvaldo se le ocurrió poner a los militantes a escribir cartas al Presidente para pedir, si, una vez más, despensas y más despensas.

“La población está acudiendo a la escritura de la tradicional carta de puño y letra para hacer notar su necesidad de apoyos provocados por la falta de alimentos durante la pandemia”, dice el comunicado al respecto que mandó a los medios de comunicación.

Y aderezado con algunas fotos de militantes con sus cartas, vuelve a insistir en la necesidad de que se entreguen despensas a los pobres.

El fondo sin embargo es claro: lograr que la organización pueda volver a tener el control de estos apoyos, columna vertebral y vida de estas llamadas “agrupaciones despenseras”, para mantener la influencia política y electoral entre los grupos más vulnerables.

El intento se hace, de eso no queda duda. Y no es de sorprender que mañana el antorchista asegure que ante la ausencia de respuesta, han vuelto a resurgir en tierras zacatecanas los antiguos “Painani”, corredores aztecas que a través de grandes distancias a pie, hacían llegar los mensajes, o que desde las rancherías del Ojo de Agua, San Ignacio o La Luz, los pobladores mandan señales de humo con ramas de huizache para ver si desde el centro del país dan marcha atrás a la política de entregar directamente y sin intermediarios, todos los apoyos y recursos sin intervención de ninguna organización social.

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